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Una cirugía que desconecta e instala de nuevo el corazón

Los médicos extirparon un tumor a una mujer de 22 años a través de un autotrasplante cardiaco.

Desconectamos el corazón, quitamos el tumor y lo implantamos de nuevo en el cuerpo de la paciente”. Con esta frase, el cirujano cardiovascular Juan Pablo Umaña Mallarino, director médico de la Fundación Cardioinfantil (FCI) de Bogotá, describe de manera simple una cirugía, de alta complejidad, realizada en ese centro hospitalario hace dos semanas y que solo se ha practicado 16 veces en el mundo.

De esta forma, la FCI se convirtió en la primera institución de América Latina en realizar la extracción de un tumor mediante un autotrasplante parcial cardiaco. Y aunque esta técnica hasta ahora parecía distante en el país, fue posible gracias a un trabajo multidisciplinario y colaborativo que reunió a los equipos científicos de esta institución con los especialistas más importantes en este campo en el mundo, pertenecientes a tres entidades de primer nivel en los Estados Unidos: el Houston Methodist Hospital, el MD Anderson Cancer Center Houston y la Fundación United 2 Cure Children.

La paciente es una diseñadora de interiores, de 22 años, que llegó a la FCI para el estudio de una tensión arterial elevada, que no respondía a ningún tratamiento, por lo que los médicos sospecharon en su momento la presencia de un tumor endocrino.

Sin embargo, relata Umaña, al realizársele los estudios de imágenes a su corazón, se encontró una masa ubicada entre la arteria pulmonar y la raíz de la aorta, que comprometía la arteria coronaria izquierda.

El diagnóstico fue de un paraganglioma cardiaco, una masa productora de hormonas extremadamente rara, al punto que a la fecha en la historia de la medicina no se han reportado más de 50 casos. “Era una masa de 5 por 7 centímetros frente a la cual no teníamos experiencia”, cuenta Umaña.

La primera reacción del equipo médico fue investigar quien tenía la experiencia para abordar casos como este. De igual forma, la paciente –por su cuenta– se puso en contacto con el Anderson Cancer Center de Houston y allí encontró el apoyo del anestesiólogo colombiano Gabriel Mena, quien se interesó por el caso y la conectó con el cirujano cardiovascular Michael Reardon, del Houston Methodist Hospital, considerado la máxima autoridad a nivel mundial en el manejo de este tipo de tumores.

De igual a igual

Hasta Houston voló la paciente y al ver la calidad de los exámenes y el elevado nivel de los estudios que llevaba –relata Umaña– los médicos norteamericanos no dudaron en ponerse en contacto con la FCI en Bogotá y en pocos días se acordó hacer equipo para intervenirla en Colombia. Esto, en parte, por las limitaciones económicas de la familia para sufragar los 250.000 dólares que aproximadamente cuesta un procedimiento de semejantes dimensiones.

Después de obtener los permisos correspondientes –y de adecuar los equipos, preparar a la paciente y sin que mediara ningún costo por sus servicios–, llegó el momento esperado, el pasado viernes 3 de noviembre.

Los anestesiólogos Mena –del Anderson Cancer Center– y Jessica Brown, y el cirujano cardiovascular Michael Reardon –del Houston Methodist Hospital– realizaron con éxito y en conjunto con el equipo médico-quirúrgico de la FCI, encabezado por Umaña Mallarino la cirugía. Tardó diez horas.

Vale la pena anotar que el traslado y todos los costos generados por el equipo de especialistas norteamericanos fueron cubiertos por la Fundación United 2 Cure Children.

El procedimiento

En términos técnicos, este procedimiento se conoce como autotrasplante parcial cardiaco, que quiere decir que el corazón se desconecta del cuerpo y se saca del pecho de la persona, para poder trabajar con tranquilidad y hacerle las reparaciones correspondientes.

En este caso, mientras un equipo mecánico reemplazaba el corazón de la paciente, los cirujanos retiraron el tumor, reconstruyeron el órgano y lo reconectaron, para ponerlo a funcionar de manera normal.

Pero el asunto no es tan sencillo. Se requiere abrir el tórax y conectar al paciente a la máquina que hace las veces del corazón, mientras el que se va a operar no está funcionando. Luego, se cortan las arterias y las venas de la parte superior del corazón y las conexiones de la parte inferior quedan intactas. Y aunque el órgano no está completamente separado del cuerpo, permite, prácticamente, sacarlo del pecho y trabajar en él de manera directa.

En este punto, los especialistas internacionales y de la FCI fueron directamente al tumor que se encontraba en la parte de arriba del órgano y lo retiraron en su totalidad. Sin embargo, tuvieron que reconstruir un pedazo de corazón llamado auriculilla y como la arteria coronaria izquierda también había sido comprometida por el tumor, para rehabilitarla realizaron unos puentes (baipases) con trozos de una vena de la pierna y así garantizar que al músculo cardiaco le llegue la sangre que necesita.

Si bien a este nivel se podría decir que la reparación estaba hecha, restaba lo más importante: instalar el corazón de nuevo en su sitio y dejarlo funcionando. Esto se logró después de conectarlo a las arterias de las que se había separado y ‘reiniciarlo’, para que empezara a latir por su cuenta.

Después de hacer las pruebas y verificar que todo estaba en orden, se retiró la máquina que estaba reemplazando al corazón y se cerró el pecho de la paciente. Después de tres días en la unidad de cuidado intensivo, bajo estricto control médico, y antes de una semana, este corazón estaba funcionando de manera perfecta y se convirtió de paso en el primero en América Latina, en haber sido sometido a una refacción de este tipo.

Además de los buenos resultados del procedimiento, de esta experiencia quedó también la proyección de la FCI como uno de los mejores centros del continente en medicina cardiovascular. De hecho, el mismo Michael Reardon manifestó: “por fuera del Houston Methodist Hospital, no conozco un equipo que tenga centros de referencia para tumores cardiacos; pero por lo evidenciado con este equipo, puede proyectarse como el primero en América Latina”.

 

Artículo original: eltiempo.com

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