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Tres corazones y 33 años después, aquí está Lola: la primera niña española trasplantada

En 1984, Dolores Ortega se convirtió, con 11 años, en una celebridad tras su pionero trasplante de corazón. Hoy sigue viva y concienciando de la importancia de donar órganos.

Si Dolores Ortega Rojas hubiese nacido en cualquier otra época de la historia –o incluso unos cuantos años antes– no lo habría logrado. Sin embargo, resultó estar en el momento adecuado para ser una niña española con insuficiencia cardíaca, y el 29 de septiembre de 1984 se convirtió en la primera en recibir un trasplante de corazón.

La adolescente de 11 años, a la que entonces llamaban Loli y hoy, a sus 44, Lola, es actualmente la paciente con trasplante de corazón más longeva de España y, por supuesto, no tiene ninguna intención en dejar de serlo. Aunque vive en Granada con su marido, al que conoció jugando al tenis, viene dos veces al año al Puerta de Hierro para que los cardiólogos revisen a fondo el regalo que lleva en la parte izquierda del pecho.

La palabra que más repite Dolores es «normal», una palabra que en labios de cualquier otra persona resultaría anodina pero que en los suyos puede llegar a emocionar, porque la normalidad era la más difícil de sus posibilidades. Lleva desde que era niña tomando inmunodepresores para evitar un posible rechazo, pero total, son cinco o seis pastillas. «Muy pequeñas», añade el marido, y como las toma por la mañana y por la noche no le resultan inconvenientes. «Vida normal», qué fácil suena.

El edificio donde fue operada, el antiguo hospital Puerta de Hierro, ya no existe. «Estuve yendo allí muchos años, pero se quedó viejo y nos mandaron a Majadahonda», dice Lola. Tampoco está ya el cirujano, Diego Figuera Aymerich, que falleció en 2003 elevado a la categoría de pionero de la cirugía cardiovascular en España.

 

Loli, una estrella mediática

El caso de la pequeña Loli fue, más que un logro médico, todo un acontecimiento social en la España de la época. La prensa le hizo un seguimiento durante toda su estancia en la UVI del Puerta de Hierro y hasta su salida del mismo, el 31 de octubre. Durante ese mes, su habitación fue un pasacalles por el que desfiló hasta Paco Umbral para hacer una de sus crónicas sociales en ‘El País’: «La niña María Dolores Ortega Rojas, Loli, gasta carita de lámina de Escuela de Artes y Oficios, pijama con orillo, zapatillas de pelo, azules (están al pie de la cama) y sonrisa seria de guapa responsable», dejó escrito.

«En aquella época me reconocían por la calle, era un poco agobiante y… para una niña era complicado, me generó un poco de fobia a las cámaras», explica hoy Dolores. «Nunca he querido ser el centro de atención, solo soy una persona más, una con un problema que gracias a Dios se pudo solucionar en su momento».

Ya ostentaba el récord del corazón trasplantado más longevo cuando llegó su segundo trasplante, en 1998. «Fue más complicado, porque eres una persona adulta y ya sabes lo que te pasa, lo que viene luego, lo que te van a hacer, qué puede salir bien o mal», explica. «Es diferente a cuando tienes 11 años, que ni sabes lo que te va a pasar».

Tenía un hermano pequeño con el mismo defecto que ella y, como Lola, recibió un trasplante. Sin embargo, para él no fue suficiente. «Lo que es el cambio de hacerse niño a adulto mi corazón lo superó muy bien, pero el suyo no», explica la granadina, «su fallecimiento me sumió en una pequeña depresión, fue apagándome y todo eso condujo al segundo trasplante».

Todo lo que hemos avanzado

Hoy en día se producen en España entre 250 y 300 trasplantes de corazón al año, pero los pioneros de la cirugía cardiovascular en España no lo tuvieron tan sencillo. En muchos casos, la autorización para realizar un trasplante en un determinado hospital llegaba al mismo tiempo que el corazón del donante. Sin embargo, el ejemplo de la pequeña Dolores ayudó a concienciar a la sociedad antes de la aparición de la Organización Nacional de Trasplantes en 1989.

«Se me vio mucho en prensa y en televisión», reflexiona Ortega, «mirándolo ahora sí que creo que se hizo bien, pudo contribuir a que luego todo siguiera para adelante».

«Tuvo que haber pioneros como Caralps, Arcas o Figuera, que actuaron contra todo pronóstico y también contra la administración, aunque esta luego haya dado el do de pecho», dice Beatriz Domínguez Gil, la nefróloga que ha sucedido a Rafael Matesanz al frente de la ONT. Actualmente además se ha aumentado la edad a la que uno puede acabar donando su corazón: «En A Coruña se ha trasplantado un corazón de 76 años».

En definitiva, muchas cosas han cambiado en estos últimos 50 años. Para empezar, la vida, recobrada y extendida de las 7.000 personas que cada año reciben un corazón en el mundo desde que a un cirujano de Ciudad del Cabo la jugada le saliera bien.

Es el tercer corazón que su pecho transporta en estos 33 años.

 

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