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Pionera intervención del Chuac coruñés, que logró reparar por primera vez en Galicia una cardiopatía conocida como corazón al revés, en un niño de 5 años

Un quirófano, un equipo de diez médicos coordinado como una orquesta sinfónica y un pequeño de apenas 5 años nacido con una patología congénita conocida como corazón al revés. Por delante, diez horas seguidas de tensión y trabajo intenso para restablecer las conexiones de las aurículas con los ventrículos, y de estos con las grandes arterias que salen del órgano (aorta y pulmonar). Para poder intervenir al niño con éxito es imprescindible conectarlo a una máquina de circulación extracorpórea que reemplaza su actividad pulmonar y cardíaca y, a la vez, detener su latido durante tres horas y bajarle la temperatura corporal a 24 grados.Puede parecer el guión de una película o una serie de ciencia ficción, pero no lo es en absoluto. Es la realidad de la cirugía gallega, que acaba de realizar con éxito por primera vez en la comunidad -y una de las primeras en España- mediante esta técnica la reparación de una compleja cardiopatía cuyo nombre técnico es transposición congénitamente corregida de las grandes arterias. Y ha sido un equipo médico del Teresa Herrera, integrado en el Complexo Hospitalario Universitario A Coruña (Chuac) el que ha abordado esta difícil intervención.

En algunos casos, para proceder a la reparación es preciso hacer un reentrenamiento previo, una preparación del corazón para que el paciente pueda soportar la operación posterior que rectificará la malformación. Y esa fue la técnica empleada.

El guión tiene hasta final feliz: el crío sale airoso del trance, en 24 horas se le retiran los tubos en la UCI, en un mes es dado de alta sin ninguna complicación y hoy se encuentra en su domicilio, confirmándose en las revisiones la estabilidad de la reparación cardiovascular.

«Esta es una cirugía complicada que implica a diez médicos durante diez horas seguidas en el quirófano y que pone en valor el nivel de nuestros profesionales y de nuestra organización sanitaria», argumenta Víctor Bautista, responsable de la Unidade de Cirurxía Cardíaca Infantil de A Coruña. Un proceso en el que han intervenido cirujanos cardíacos, cardiólogos pediátricos, anestesistas, perfusionistas, ucistas, profesionales de enfermería… Un triunfo colectivo «que empieza con la detección de un problema durante el embarazo por parte de un ginecólogo ajeno al área sanitaria coruñesa al que hay que felicitar -valora Bautista-, y que continúa con el diagnóstico preciso que efectúa, también durante el embarazo, el equipo de Cardioloxía Infantil del Hospital Teresa Herrera».

Todo el proceso tiene además un componente emotivo elevado. En primer lugar, por ser el paciente un niño de 5 años, gallego como sus padres. Y en segundo término, porque la cardiopatía del menor en el momento de la intervención «era asintomática -precisa el cirujano-, de manera que había que explicarle a unos padres que nos cuentan que su hijo corre, ríe y juega en el parque que es imprescindible someter a su hijo a una intervención muy compleja que debe hacerse en ese momento». Bautista celebra la sensatez de estos padres y «su confianza en el cuadro médico», otra de las claves del éxito de la operación.

La peor variedad posible de esta malformación

El corazón al revés modifica el proceso natural del aparato circulatorio, de modo que la sangre «sale de los pulmones, pasa a la aurícula izquierda y, posteriormente, al ventrículo derecho en lugar de al izquierdo y, una vez terminado el recorrido del cuerpo, va de la aurícula derecha al ventrículo izquierdo», explica Víctor Bautista.

La fisiología del flujo sanguíneo -prosigue- es la misma, ya que el propio cuerpo realiza «la transposición de las funciones de forma congénita». Sin embargo, el ventrículo encargado de bombear la sangre al paciente, «el derecho, es mucho más débil que el que lo hace habitualmente, el izquierdo, por lo que esta no se eyecta con la presión necesaria».

En el caso del niño operado en el Chuac, todo era más complejo por sufrir la variedad de esta cardiopatía con peor pronóstico: válvula tricúspide anómala y disfuncional. Y hablamos de un niño «que, 24 horas después de una intervención de diez horas y con el corazón parado otras tres, estaba ya con sus padres. Un niño que ya con un año fue sometido a una primera operación para preparar su corazón para la intervención de los 5 años. En ese tiempo fue necesario un reentrenamiento del órgano para que no perdiese su capacidad.

Con un crecimiento del 20 % de las operaciones en los dos últimos años, el Chuac es centro de referencia de Galicia en cirugía cardíaca infantil, y centro y unidad de referencia estatal. Para Bautista, este nuevo hito de la cirugía gallega es el resultado de «un sistema muy organizado» que se basa en la elevada formación del personal, la capacitación técnica «y la propia organización hospitalaria y suprahospitalaria».

 

 

 

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