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El compostelano Andrés Beiras realiza la primera cirugía en la válvula mitral con el corazón latiendo

Con una operación convencional, las posibilidades de éxito apenas sumaban el 60 %. Sería, prácticamente, a vida o muerte.

Habría que abrirle el pecho, pararle el corazón y recomponer su válvula mitral, la pieza que permite bombear la sangre de la aurícula al ventrículo izquierdo. El paciente, de 63 años, ya había sufrido demasiado con cirugías previas, por lo que el riesgo era alto y había que probar con otras opciones. Y se eligió la más compleja e inimaginable: practicar una mínima incisión, de entre 4 y 5 centímetros, por debajo del pezón izquierdo para coser con un hilo la válvula dañada mientras el corazón seguía latiendo. Al mismo tiempo se introducía un anillo de refuerzo para protegerla mediante un catéter introducido desde la ingle. Era un auténtico reto al que había que sumar una dificultad aún mayor: el cirujano no veía la imagen real de lo que estaba haciendo. Se guiaba, desde un monitor del quirófano, por una imagen reconstruida en tres dimensiones a partir de los datos suministrados por un TAC, una ecocardiografía y una fluoroscopia, que fueron fusionados en una instantánea.

La combinación de tecnología de imagen de última generación con una cirugía mínimamente invasiva es lo que ha permitido por primera vez en el mundo practicar una reconstrucción mitral con el corazón del paciente aún latiendo, una intervención realizada en Alemania por el cirujano gallego Andrés Beiras Fernández (Santiago, 1977), codirector del Centro de Corazón del Hospital Universitario de Mainz y subdirector del servicio de cirugía cardiovascular en el mismo centro. «La idea era reconstruir la válvula mitral con cuerdas dentro del corazón con una mínima incisión y con el apoyo de un anillo de refuerzo», explica Beiras, que lideró un equipo multidisciplinar en colaboración con el cardiólogo Stephan Von Bardelebend. El exitoso resultado se ha publicado en la revista científica European Heart Journal, referente en la especialidad.

La sustitución de una válvula mitral dañada por una prótesis o su protección con la incorporación de un anillo ya se había hecho en anteriores ocasiones a través de la ingle. Pero en este caso el paciente era relativamente joven y la pieza que une el ventrículo con la aurícula izquierda aún podía ser salvada. La única opción, entonces, era abrir, pero con una mínima incisión y con el corazón funcionando.

En tres días salió del hospital

«En la medida de lo posible hay que buscar siempre, y más en estos casos, que la operación sea lo más mínimamente invasiva posible. En nuestra operación el paciente ya salió a los tres días y medio de la clínica por su propio pie. Y en la uci solo estuvo cuatro horas», explica el cirujano, que fue premio extraordinario de Medicina cuando se licenció por la Universidade de Santiago antes de incorporarse a la Universidad de Múnich, donde realizó la tesis doctoral con una beca de Caixa Galicia. Beiras Fernández, que ahora trabaja en Mainz y que hace años logró el Premio Europeo de Investigación en Trasplantes, destaca que en ningún momento vio con imágenes reales la reconstrucción que efectuaba. «No tienes una cámara -dice-, por lo que lo hicimos sin ver lo que estábamos haciendo». Pero, en realidad, tampoco iban a ciegas. Para el éxito de la operación resultó imprescindible la fusión de imágenes obtenidas de una ecocardiografía en tiempo real, que se practicó a partir de una sonda introducida por la boca del paciente, de un TAC y de una fluoroscopia, que también permite obtener instantáneas de rayos X en tiempo real. «Todo -apunta- lo simuló luego el ordenador en una imagen en tres dimensiones».

Este tipo de intervenciones son posibles, de hecho, gracias a la evolución de la tecnología de fusión de imagen 3D, que ya se empieza a utilizar en algunos hospitales gallegos, lo que permite la visualización de las estructuras intracardíacas sin abrir el corazón.

 

Artículo original: La Voz de Galicia

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