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Despedida Dr. Juan V. Comas

Juan Valentín Comas

Se fue inesperadamente quien vivía cada minuto como si fuera el último

 JV, como le llamaban muchos había nacido hace 55 años en Sabadell y allí pasó los primeros años de su vida. Una vida que aún conociendo estaba condicionada por una afección congénita que hoy etiquetaríamos casi de banal, entonces marcaba de manera impresionante, no le impediría paulatinamente realizar la mayoría de sus sueños.

Intervenido por el Dr. Pifarré en Chicago, por entonces el cirujano cardiaco español de mayor reconocimiento en los EEUU,cursó los estudios universitarios en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. En el Campus de Casanova, dentro del marco del Hospital Clinic. Y fue allí, cuando se encontraba a principios del cuarto curso, cuando le conocí.

Era algo tímido pero contundente en sus afirmaciones y un gran trabajador. Siempre estaba cerca de donde se hallaba la acción. Sus deseos de colaborar en las tareas de quirófano no se hicieron esperar y en esa época en la que hacer una extracorpórea diaria era casi un milagro, en un tiempo en el que posiblemente no tuviéramos mas de dos camas de cuidados intensivos postoperatorios y que los pacientes llegaban en clase IV de la NYHA, Juan se consiguió hacer un hueco y lavarse como segundo ayudante en algunas intervenciones. Y eran días en los que los médicos de plantilla se disputaban el entrar en quirófano. Había verdadera sed, ansia por poner en práctica una formación quirúrgica de años de la mayoría de los cirujanos de plantilla con esfuerzos que hoy sabemos tan sólo recompensados por el agradecimiento de los pacientes a quienes operamos. JV pasó con nosotros sus últimos años de carrera y nos confesó que su aspiración era hacer cirugía cardiaca en niños. Seguramente en relación con su propia vivencia y en un intento de ofrecer a otros lo que permitía a él llevar una vida plena y normal.

Pero no siempre los hados están de nuestro lado, e indudablemente no lo estaban en aquel momento para él. La Comisión Nacional de la Especialidad, entonces liderada por Carlos Gómez Durán, propuso al Ministerio que ese año no salieran plazas de residente en la especialidad por haber un número superior de médicos en formación superior a lo que la oferta depuestos de trabajo podía ofrecer. Era una situación dramática que alteró, sin duda, el destino de muchos, entre ellos el de la actual Presidenta de la Comisión, Dra. Tomasa Centella, de la misma promoción que Juan. Muchos tuvieron que buscar salidas temporales, trabajos interinos en espera de una nueva convocatoria, entrar en escuelas de formación asimiladas a universidades,optar por otras especialidades y algunos desistir de una especialización. Juan,apoyado por una familia entregada a las aspiraciones de su segundo hijo,consiguió entrar en el programa de formación francés y pasó por La Pitié-Salpetriére donde conocería al hijo de otro conocido cirujano catalán, el Dr.Miralles.

 Muchos cirujanos catalanes se habían formado en Francia, especialmente en Lyon donde una excelente escuela permitió a Dres.Como Emilio Saura, Carlos Fontanillas, José M Arqué y otros volver con unos conocimientos no fácilmente asequibles en un país donde la especialidad se desarrollaba con un ritmo ciertamente mas lento.

 Juan pasaría por el Saint Joseph y por el Marie de Lannelongue donde ya dejaría un impacto por su forma de ser y su trabajo, amigos con los años como los Dres. Claude Planché o Remy Nottin en cardiopatías congénitas o en adultos donde se destacaron a nivel internacional. Pero Juan tiene que asociar su estancia en Paris a otras muchas cosas y vivencias. De ellas, la mas importante, sin duda,fue el asentar su relación con Montse, una encantadora catalana, relacionada por todos quienes le conocemos con la música culta, el piano y que supuso una pieza fundamental en su vida. Una persona que a buen seguro ha tenido que complementar momentos complejos y una personalidad de cirujano, algo siempre difícil de compaginar. A Juan y a Montse les vi en varias  ocasiones en París. No olvidaré cenas en su pequeño piso de la capital gabacha donde siempre había un ambiente familiar y un rincón y una copa para un amigo.

Pero ahí no podía acabar su formación. JV se montólo que vulgarmente se dice, “el mundo por montera¨ y se fue a Great Ormond Street, la meca de la cirugía cardiaca pediátrica con personas como Jarda Stark o Marc de Leval, hoy retirados de la escena activa profesional pero que en aquella época gozaban del mayor prestigio en la especialidad, y con otros mas jóvenes como Victor Tsang, hoy una de las estrellas de Londres.  Australia con Tom Karl, un excelente cirujano de congénitas que le pulió en muchos de los aspectos técnicos mas avanzados y con quien, vegetariano él, compartimos en algunas ocasiones cenas en restaurantes japoneses que resultaron inolvidables. Un año largo en Australia.

Finalmente, Juan decidió aprovechar una oportunidaden el 12 de Octubre y volvió a España. Tuvo varios devaneos con hospitales de Barcelona que por a o por b no cuajaron en algo concreto y Madrid se convirtió en su nueva casa. Su piso en la calle Toledo se convertiría, en otras condiciones, en el hogar otrora de Paris. Montse siempre parecía dispuesta para organizar repentinamente una cena y siempre con una sonrisa tan natural que hacía imposible pensar que uno era lo que realmente era…un estorbo aparecido súbitamente. Y a Juan, todos lo recordamos, trasnochar, de chachara le era casi consustancial, formaba parte de su DNA.

 Un día, en sus múltiples, incesantes viajes se encontraba en Nueva York y fue a ver a Valentín Fuster, que desde hacía año sera su referente y seguía su cardiopatía. Si no recuerdo mal, había hecho una fibrilación paroxística y se puso mal, disneico. Randall Griepp, cirujano formado en Stanford con Norman Shumway y que era por entonces el jefe decirugía en el Mount Sinaí, me llamó por teléfono y me dijo que le habían detectado una insuficiencia mitral severa, probablemente congénita y no reparable. Que la mejor opción le parecía sustituir la válvula con una prótesis mecánica ya que con la arritmia la anticoagulación sería un día u otro necesaria. Amablemente, me pidió si creía lo mismo y si me parecía mas oportuno que se operara allí o en España. Convenimos en que era mas adecuado aprovechar su hospitalización y solucionar el problema cuanto antes.

Todo perfecto. Tanto que creo jamás le gustó hablar ni comentar sus cardiopatías a la mayoría de personas. Pocos sabían que la tenía y muchos habían tan sólo oído campanas.

 Pero algo faltaba en su completa agenda. Además deorganizar reuniones científicas, masters hasta de “management” con Harvard,asistir a casi la totalidad de los congresos internacionales y formar parte de un sin número de comités de la especialidad, en su propia casa, faltaba una pieza importante para dar continuidad a su proyecto vital: un niño. Juan,además de lo mencionado y muchas otras cosas, colaboraba desde hace años enprogramas de voluntariado y, de entre ellos el programa en Camboya. Operaba allí todos los años. Allí, encontró lo que faltaba a su entorno. Un maravilloso niño, Jan, que le hizo, puedo dar fe, un hombre completamente feliz.

 Jan empieza a ser un hombre y a buen seguro echaráde menos el entusiasmo de su padre en todo lo que disfrutaba. Y no era poco.Forofo del Barça y del futbol en general, venía a Barcelona a ver a su equipo en partidos significativos. Dudo se perdiera una Champions en directo. Incluso este año que no tenía entradas se fue a la aventura y consiguió entrar.

 Pero no era sólo el fútbol. Se apasionaba por todo.Aún recuerdo que en 1997 organizamos una reunión internacional de bioprótesisen Sitges. Fue un congreso inolvidable por muchos motivos, entre otros, la amabilidad del entonces alcalde en cedernos el recinto antiguo de la ciudad para una original recepción con castellers, corre-bous y música de varios tipos incluida. Fue tal el montaje que consiguió Jordi Bosch, el PCO, que tanto Carlos Mestres, que era codirector de la organización, como yo estábamos atónitos ante semejante espectáculo.

 Alain Carpentier, Presidente del Congreso, me comentó: “Que suerte hemos tenido de que coincidiera el congreso con las fiestas de Sitges”.  Cuando le expliquéque no era así, que era todo “elaboración propia” se quedó tan prendado que llamó a Sophie, su esposa y le dijo: “Mañana no volvemos a Paris. Nos quedamosque hay una opción en el programa: Toros”. La mujer, extrañada, puso las reticencias típicas del caso pero se empeñó en ir el domingo a los toros. Me pidió que les acompañara para explicarles en qué consistía la tauromaquia pero le reconocí mi mas total ignorancia al respecto. JV estaba, como no, cerca dela acción y hoy la conversación. Se ofreció a ser su guía y desde aquel día,Carpentier se volvió un fan de los toros. Va incluso a Nimes, como Juan, a las corridas fuera de la temporada española.

 JV se ha ganado una gran cantidad de amigos profesionales y de otra disciplinas por su afecto y su permanente apoyo a todas las iniciativas de su entorno.

 No hay un cirujano norteamericano o europeo,asiático o de Oceanía que, dedicándose a la cardiaca pediátrica, no conozca aJuan Comas. Pero no solo a nivel profesional, sobre todo a nivel humano, de amistad. Citar a todos sería imposible y me dejaría a tantos que a buen seguro crearía problemas. Quizás, dos insignes cirujanos merecen ser mencionados: Uno Bob Replogle y Carol su esposa. Con ellos en Chicago pasamos una deliciosa cenacon las primeras figuras de la cirugía cardiaca mundial. Todos estaban en la cena para inaugurar la extraordinaria bodega de Bob. Y de eso hace nada menos que 25 años. De hecho, esa noche nos enteramos por Craig Miller que Valentín Fuster, de manera un tanto abrupta, dejaba Boston para ir al Mount Sinai deNueva York donde todavía se encuentra. Fue un suceso muy comentado y que causó estupor a los cirujanos norteamericanos. Juan y yo, “orgullosos” de que el tema de la cena fueran los vinos y la extraña situación de un médico español al que conocíamos bastante. Bob me mandó el mismo día del funeral un entrañable mensaje que espero poder transmitir a Montse.

 Harold Urschel fue otro de sus buenos amigos como algunos cirujanos europeos entre quienes debo destacar también a dos: Pascal Vouhé del Hospital Necker de Paris a quien respetaba como a su mejor maestro actual y con quien tenía una amistad mas allá de lo habitual, y Marko Turina de Zurich con quien había establecido una gran amistad con el paso de los años.Por supuesto no se puede dejar de mencionar a Lorenzo Galletti de Bérgamo. Coneste último hizo parte de la formación en Francia y después de muchos años trabajaron codo a codo en el 12 de Octubre para poner en marcha la unidad de cardiaca pediátrica. Lorenzo había concertado con JV sacar los tickets para la próxima final de la Champions en el 2016 en Milán. Y eso era la noche antes de que falleciera repentinamente la mañana del pasado martes 16 de Junio. En Sabadell, el jueves, Lorenzo lloraba amargamente por la pérdida de un gran amigo.

 A mí me había llamado Montse por teléfono para informarme el mismo 16 a mediodía. Estaba en Rotterdam en una reunión con otros colegas. La noticia me dejó perplejo, atónito. Era casi imposible. Habíamos coincidido unas semanas antes en Gelida invitados por unos amigos suyos de la carrera a una paella. Estaba lleno de vitalidad y planes. Jan jugaba con mi hijo Pablo en un rincón y se enseñaban aplicaciones del iPad. Fue una comida para no olvidar. Algunos habían sido alumnos míos también. Seguro a ellos les ha impresionado su marcha de la misma manera.

 Mi primera acción tras dejar a Montse e intentar recomponerme fue llamar a Windsor, a la secretaria de la EACTS para que desdeallí comunicaran a los miembros su defunción. Kathy hizo las primeras gestionesy Pieter Kappetein se puso en contacto conmigo para saber lo ocurrido. Lo mismo otras personas como Miguel de Sousa Uva desde Portugal. Intenté localizar a Pascal Vouhé, a Alain Carpentier y a algunos otros. Dejé un mensaje a nuestra querida Pilar Gascón para que hiciera lo propio desde la sociedad española yTomy Centellas me comentaba este sábado que lo habían puesto en un tuit y en la web de la SECTCV para que llegara mas deprisa a todos.

Juan dejará un recuerdo imborrable en muchos y abuen seguro entre los cirujanos cardiovasculares españoles e internacionales.Marcos Murtra, Mo, ambos también amigos de Jarda Stark, todo el equipo de Valle de Hebrón, Jaime Casaldáliga, Girona y el de San Juan de Dios, José María Caffarena, Miguel Rissec, Carlos Mortera, Carolina Perez, anestesistas…Todos compungidos ante su pérdida. Oztekin Oto desde Turquía, con quien había organizado innumerables reuniones en Antalya y recientemente, hace tan solo unos meses, habíamos coincidido todos en Estambul con Norberto González de Vega, Marta Sitges y Blanca Miranda.

 Juan Comas fue, entre otras muchas cosas que no terminaríamos de mencionar, el Chairman of the Domain de CardiopatíasCongénitas de la EACTS. Fue un hombre de EACTS y de otras muchas sociedades pero preferentemente un soldado de EACTS. Colaboraba en los congresos anuales,en los cursos de Bérgamo primero y en los de Windsor después. De hecho, fue uno del reducido número de candidatos propuestos para la posición de Presidente dela EACTS, fuertemente apoyado por Pascal Vouhé para una próxima etapa.

 Con seguridad todos los de nuestro equipo, Miguel Josa, Ramón Cartañá, Clemente Barriuso, Vicente Riambau, Salva Ninot, Manel Castellá y evidentemente, Carlos Mestres cuya esposa, Carmen, vino desde Abu Dhabial funeral, al igual que muchos de los miembros de la EACTS y de las dos sociedades norteamericanas de las que era miembro activo, la AATS y la STStendrán mas de un recuerdo de alguien quien, quizás sabiendo que estaba enocasiones pendiente de un hilo, quiso vivir cada minuto con la intensidad dequien cree que pueda ser el último. Como alguien dijo en sus exequias, vivió la vida que quiso vivir…y eso es algo que no de todos se puede decir.

Esta imagen de Juan en el Hotel del Coronado en San Diego que realizó Alberto Weber, gran amigo y colega de Suiza, es como un adiós premonitorio.

Descanse en paz y que nos prepare esa otra etapa que se nos promete desde que éramos pequeños en la que podamos disfrutar, en su compañía, de esa envidiable intensidad de manera ilimitada.

Dr. José Luis Pomar

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