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Despedida Dr Denton Cooley

Fallece el Dr Denton A Cooley, uno de los pioneros de nuestra especialidad y pilar fundamental de la misma, a los 95 años de edad

Denton Arthur Cooley nació en Houston (Texas) en 1920. Finalizó sus estudios en la Universidad de Texas y llevó a cabo su formación como cirujano en la John Hopkins de Baltimore, institución conocida como la primera que propugnó una residencia bien definida y programada para un gran número de especialidades de la Medicina y de la Cirugía

Tras finalizar sus estudios comenzó su práctica quirúrgica a mediados de los años 50 en Baylor, donde alcanzaría el grado de profesor, y allí seguiría hasta 1969. Fue entonces cuando fundó uno de los centros más conocidos de la cirugía cardíaca del mundo: el Texas Heart Institute de Houston

Trabajó con otra de las grandes figuras de los albores de la cirugía cardíaca, Michael DeBakey, que falleció también hace pocos años tras ser operado con éxito de una disección aguda de aorta por su propio equipo cuando contaba más de 90 años. Ambos fueron colegas y acérrimos enemigos, competidores. Libros, más de uno, incluido 100000 Open Hearts, han descrito sus pugnas por ser el primero en conseguir la supervivencia de muchos pacientes sometidos a intervenciones que hoy son rutina en cualquiera de nuestros hospitales y con una muy baja mortalidad. Pero de entre todas ellas, la intervención que más les tuvo en las páginas de los medios de información fue la primera implantación de un corazón artificial en 1969, poco después de que Christian Barnard llevara a cabo, inesperadamente, el primer trasplante de corazón en 1967, en el Groote Schuur de Ciudad del cabo en Sudáfrica

Las interminables controversias sobre el momento de la muerte, hoy bien definidos con el término de muerte encefálica, hicieron que las operaciones de sustitución del corazón fueran motivo de enormes polémicas. Después de muchos años y por la escasez de donantes adecuados, la asistencia mecánica del corazón se ha desarrollado enormemente y reducidas bombas implantables permiten alcanzar sobrevidas a los dos años que empiezan a ser comparables a las que se consiguen con el trasplante

Denton Cooley falleció el pasado día 18 tras una vida de actividad desmesurada para la media de los humanos. Cooley podía operar hasta 14 pacientes en un día, hacía en muchos casos tan solo el tiempo principal de la intervención, y el resto sus ayudantes; cuando más de dos es ya difícil de conseguir en nuestra práctica actual. Veloz y extremadamente hábil con los instrumentos quirúrgicos, desarrolló numerosas técnicas nuevas, modificó otras y se convirtió en uno de los dioses de la especialidad. Vanidoso, tejano hasta los pies, a veces distante y soberbio, pero con un fondo excepcionalmente humano. Una de las operaciones de «lifting» en la cara y cuello para rejuvenecer su aspecto, casi le lleva precozmente a la tumba por una inoportuna hemorragia. A pesar de su carácter despectivo, en un congreso de cardiología americano en Nueva Orleans, tras ver que no conseguía entender una pregunta que me formulaba sobre una presentación científica que había yo terminado, dijo a los más de dos mil asistentes en la sala «if your english is not good, you should not present a paper in front of the American College» Al responderle que cambiara al castellano, francés, catalán ó italiano a ver si nos entendíamos, reconoció que solo hablaba inglés; se ganó un gran abucheo de los presentes en la sala e, indirectamente, me convirtió en héroe por la osadía de enfrentarme a un Goliat. Pero al terminar la sesión, vino al estrado a pedir disculpas y me dijo que sería su invitado personal para la reunión del Texas Heart dos meses después. Presente el mismo estudio -me dijo- pero mientras, mejore su inglés

Formó a una innumerable cantidad de cirujanos en su prolífica vida profesional y dejó un amplio abanico de trabajos científicos en las publicaciones más prestigiosas. Fue portada en diversas ocasiones hasta del semanario Times ó Life por sus aportaciones a la Cirugía Cardíaca. Autor de libros pero también personaje en otros. Poseedor de los más prestigiosos premios y distinciones. Se dice amasó una gran fortuna con la medicina pero sin suerte en sus inversiones y a veces «dilapidándola» por un exceso de gastos en una innecesaria suntuosidad de sus instalaciones hospitalarias

Sin el menor atisbo de comparación, la distancia es inconmensurable, tuve el placer de recibir junto a él la Medalla de Oro Burakovsky y el nombramiento de Miembro de la Real Academia de Medicina Rusa de las manos del profesor Leo Bokeria hace algunos años en Moscú

Una estrella mas que nos deja. Padre, entre otros, de una especialidad que consiguió el prestigio del que goza de la mano de cirujanos innovadores y con un coraje excepcional para, en tiempos poco fáciles, luchar con toda su alma por unos avances que, para muchos entonces, eran puros experimentos, legalmente punibles e innecesarios, con seres humanos. Sin esos conocimientos, hoy, muchos pacientes, no se beneficiarían de técnicas que salvan vidas y permiten una calidad de vida hace pocos años inimaginable

Dr. José L. Pomar

Profesor de Cirugía

Hospital Clinic y Universidad de Barcelona

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