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Aniversario del fallecimiento de René G. Favaloro

René Favaloro fue, sin duda, uno de los más importantes cardiocirujanos que propició desde la Cleveland Clinic de Ohio, la que ha sido muchos años la intervención quirúrgica mas frecuente en los cinco continentes.

Nacido en La Plata en 1923, estudió la carrera de Medicina en la Universidad Nacional de su ciudad. Tras su graduación, ejerció en una zona prácticamente rural donde sustituyó temporalmente al titular que se hallaba de naja por enfermedad.

Y con tan limitado bagaje y circunstancias peculiares, se desplazó a los Estados Unidos, específicamente a Cleveland. Allí tuvieron lugar acontecimientos importantes como la realización, una serendipia, de la primera coronarografía directa en una derecha; la puerta abierta a una visualización mas precisa del árbol coronario unido a su creciente interés por la cirugía torácica, le llevaron a proponer lo que conocemos como el bypass aorto-coronario con vena safena, el CABG por coronary artery bypass grafting, algo que en correcto castellano es la derivación aortocoronaria.

La intervención fue diseminada muy rápidamente y sus resultados, si bien con ciertas limitaciones, fueron y en muchos pacientes siguen ofreciendo, la posibilidad de prolongar la expectativa de vida hasta casi la de la población general en casos favorables y, muy especialmente, disfrutar de una calidad de vida excelente sin la clínica tan desagradable de la angina de pecho.

Cualquiera que asistiera con regularidad a los congresos anuales de la AATS (American Association for Thoracic Surgery) recordará la conferencia que dio como invitado y en la que, sin el menor atisbo de complejo, expuso a la sociedad de mayor prestigio científico del momento, sus opiniones acerca no tan solo de la intervención de derivación con safena interna invertida sino de todas las limitaciones del sistema americano de salud.

En el convencimiento de que debía retornar a su nación lo que se le había ofrecido en su juventud, volvió a la Argentina en 1971.

El Sanatorio, luego Fundación Güemes, en Buenos Aires fue su vía de entrada muy unida a su amigo el cardiólogo Dr. de la Fuente.

La política, en parte aprovechando de su bien ganada fama internacional, le tendió en ocasiones la mano… Fue nombrado miembro de la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas, entre otras muchas cosas.

Hizo nacer la que se conoce desde hace años como la Fundación Favaloro, dedicada no tan sólo a la Cardiología y Cirugía Cardiovascular, sino también a la enseñanza de la Medicina. Una Institución reconocida a nivel mundial donde obviamente los costos excedían a los ingresos y que durante años precisó de las subvenciones propias de los centros de salud dedicados a la docencia.

El PAMI, Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, fue creado en 1971 con el objetivo de brindar asistencia médica integral a las personas mayores incluyendo cerca de 5 millones de jubilados y sus familiares a cargo, pensionados y veteranos de Malvinas, fue la obra social más ambiciosa de Latinoamérica en la época; pero sus crecientes deudas con la Fundación llevarían la situación económico-financiera de la entidad a una extraordinaria precariedad y vulnerabilidad.

A pesar del sin número de cirujanos argentinos e internacionales formados de manera excelente en su Fundación, cardiólogos, intensivistas, anestesiólogos y muchos profesionales de la enfermería y ramas afines a la sanidad, los avales del estado argentino no facilitaron que alguien como el Dr. -propuesto en alguna ocasión para ministro de Sanidad- se sumiera en una depresión tal que el 29 de Julio del año 2000, un día del invierno austral, tras redactar siete cartas y una autógrafa al Presidente De la Rúa, como máxima autoridad competente, se quitó de certero un disparo la vida en su propio despacho.

Se ha especulado mucho con las razones últimas de su final pero de lo que no cabe duda es de que su aportación a la Cirugía Cardiovascular y a la Cardiología así como a la Medicina en su conjunto fue una de las mas valiosas de nuestra historia y que su fortaleza, y también sus debilidades humanas, su extraordinaria pasión y sus conocimientos fueron una semilla que, a pesar de las complejidades de su trayectoria, siguen y a buen seguro seguirán, siendo una referencia para muchos de quienes encontramos en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares una fuente permanente de plenitud y satisfacción personal. La Fundación Favaloro sigue viva, en marcha creciente y formando a gran número de magníficos profesionales además de tratar a un elevado número de pacientes día a día. Esperamos sea así muchos años.

 

José L. Pomar

 

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